Saliendo de
Madrid a las 7:00 h nos adelantamos a la mayoría del tráfico, aunque hubo mucho
movimiento de vehículos. ¡Pocos pájaros a la vista a esas horas que nos ayudaran a recuperar parte del sueño perdido! Una parada para desayuno sobre el PK200 fue
especialmente bien recibida, aunque continuamos casi 200 km más, ésta vez con
varios avistamientos de aves por el camino, como varios bandos de
milano negro y otro de cigüeña blanca en pleno paso cerca de Córdoba, además
que algún busardo ratonero etc., antes de parar de nuevo para comprar el pan.
Otro
buen tramo de viaje y llegamos finalmente a la Laguna de Fuente de Piedra sobre las 14:15h. ¡Con ganas empezábamos a comer nuestros
picnics en el campo, muy a pesar de la ‘hormigada’ tremenda alrededor del
aparcamiento! Unas orquídeas – Ophrys vernixia – fueron encontrados por
una parte del grupo, aunque un buen grupo de limícolas nos cautivó a todos durante
más de una hora... y con razón. Avocetas y
cigüeñuelas eran las más vistosas, pero varios plumajes de correlimos menudo y
zarapitín, unos adultos de correlimos común con su tripa negra, varios
andarriós chico y bastardo, unos combatientes, chorlitejos grande y chico y
unos archibebes comunes se mezclaban en una charca justo delante de nosotros. Junto a fochas comunes y algunas
gallinetas en el agua, y el frecuente paso por encima de cernicalos primilla y
pagazas piconegra, fue todo un espectáculo. Finalmente decidimos cambiar a una pasarela,
de nuevo con limícolas cerca y un correlimos de Temminck que nos deleitó, con
sendos andarriós bastardo y chico y un macho de lavandera boyera para completar la variedad de aves en este punto.
La
laguna principal, con muy buenos niveles de agua estaba salpicado de flamencos,
con unos 21 mil estimados en total. Dos fugaces fumareles comunes, una
agachadiza común, parejas de tarro blanco, ánade friso, pato colorado y cuchara,
además de un inmaduro de gaviota cabecinegra y un grupo de archibebe claro,
aunque lejos, fueron además observados.
Después
de dar una pequeña vuelta antes de descansar en la sombra de una encina,
echamos una mirada al centro de visitantes para salir hacia nuestro
destino, Los Barrios, con un largo viaje ya a nuestras espaldas. Llegamos a las 20:20 h. y la mayoría tuvimos
tiempo para ducharnos antes de bajar a cenar y, finalmente, hacer la lista de
aves antes del merecido descanso de cara al día siguiente.
Las
condiciones meteorológicas condicionan mucho la presencia y los movimientos de
las aves migradoras en el Estrecho, sobre todo de las planeadoras. En términos generales, con viento del este, el
levante, se desplazan en vuelo hacia el oeste, llegando a las costas por la
parte occidental y, naturalmente, al revés con vientos de poniente. Siendo una de las zonas de mayor incidencia
de viento en España, para buscar aves en plena migración casi siempre hay que
desplazarse a un lado o a otro. La previsión del viernes era que después del
levante del jueves cambiaría a poniente suave y aumentando de fuerza el sábado. Así que, apenas con brisa por la mañana del
viernes fuimos directamente a la Playa de Los Lances, al N de Tarifa y
seguiríamos por el oeste el resto del dío, ya que el sábado sería para estar en
el este…
Con un
cielo completamente encapotado y cierto fresco, tuvimos unas condiciones perfectas
para la visita, pero, trágicamente, Los Lances no es lo que era antes de la
instalación (en 2008) de la misma pasarela que utilizamos para cruzar las
dunas. Gente andando, haciendo footing y
hasta en bici nos habían adelantado... sin mencionar que algunos llevaban perros –la mayoría
sueltos– en la misma playa.
En las
dunas cantaban cogujadas comunes y, la especie más llamativa para la mayoría,
varias terreras comunes, además de algunos escribanos trigueros, unas
tarabillas comunes y uno o dos alcaudones comunes. Pequeños grupos de lavanderas boyeras se detuvieron durante unos instantes a pesar de estar en pleno paso, y algunos pardillos y dos
parejas de golondrina dáurica hicieron acto de presencia. Ya en el observatorio y a pesar de la presencia de una muy fina lamina de agua sobre la playa idónea para las limícolas, algo hacía pensar que se habían espantado casi todas las aves, aunque allí permanecimos mirando
un pequeño grupo de gaviotas patiamarilla y sombría. Un cormorán grande joven llegó volando para
pescar en una zona más profunda y al poco rato, aparecían varios chorlitejos patinegros y dos correlimos comunes. La mañana prácticamente se nos había ido...
Después
de un breve descanso en un bar, seguimos rumbo N para ir hasta Barbate por esta
preciosa parte de la costa gaditana, gracias en parte a que la Sierra del Retín y la costa
adyacente siguen como tierra del ejercito.
En los últimos 10 años ha habido un cambio en las marismas del Barbate,
con una gran mejora notable en parte del S de las salinas (abandonadas ya hace
mucho) y la presencia de agua de forma continua. De hecho, nada mas llegar, entramos por una
pista donde varias canasteras estaban posadas en el suelo y nos acompañaron
durante la hora del picnic. Cigüeñuelas,
un andarríos chico, y a lo lejos, dos archibebes claros y varias avocetas
animaron las salinas mientras cistícolas buitrones y escribanos trigueros
animaron los campos. Una posterior caminata nos permitió encontrar chorlitejos patinegros,
correlimos comunes y dos correlimos tridáctilos, mientras que por unas manchas de arbustos, un precioso macho de tarabilla norteña, dos currucas zarceras,
dos mosquiteros musicales, un zarcero políglota y varias currucas
cabecinegras. Un grupo de 6 espátulas
llegaron desde el sur y bajaron para formar parte de un bando de más de 20
descansando en el centro de las salinas.
Tuvimos más suerte cuando llegó una a comer más cerca para ver que se trataba de un
joven anillado.
El
tiempo se nos iba, así que seguimos hasta la Barca de Vejer. De forma aparentemente inverosímil, pero
fruto de un ambicioso plan de reintroducción, una pequeña colonia (unos 12
nidos) de una de las aves más raras del mundo, el ibis eremita, con tan solo unos 140 parejas
reproductores (casi todas en la costa de Marruecos), se ha instalado al lado de
la misma carretera. Con una gran colonia
de garcilla bueyera detrás en los márgenes del río, y muchas palomas y grajillas
en los mismos cortados, al lado de varios bares... no es de sorprender que reciba
muchas visitas, tanto de aficionados a la naturaleza como por parte del
público en general.
Nuestra
última parada, con atisbos de sol por la costa y en la ruta de retorno, fue en la Sierra de la Plata. A pesar de bastante silencio y muy poco movimiento de aves, varios
buitres leonados estuvieron posados en el roquedo, un cernícalo vulgar salió
para vigilarnos unos momentos, unos aviones roqueros entraban y salían de la
Cueva de los Moros durante unos instantes y los reclamos de pico picapinos y
los cantos de un chochín y un par de pinzones vulgares mostraban que había más cosas presentes que a simple vista. La vista al sur
sobre la bahía de Bolonia y con las ruinas de Baelo Claudia gustaron a la parroquia de pajareros.
El
sábado no salió como esperábamos. Primero,
un gran bando de abejarucos estaba utilizando unos cables detrás del hotel como
punto de reunión y cazadero y disfrutamos bastante tiempo con ellos, con lo que salimos más tarde de lo previsto. Segundo, con
poniente moderado y el cielo casi encapotado, las planeadores llegarían por la
parte oriental aunque en menos cantidad de lo esperado. También se supone que influiría en parte a
la presencia de paseriformes, ya que sin poder orientarse de noche por el cielo
cubierto, bajarían a descansar y esperar condiciones mejores antes de
reemprender su marcha hacia sus zonas de cría.
El Parque Reina Sofia de La Línea no es exactamente bonito, pero al
estar por el extremo N de la Bahía de Algeciras y con mucha luces para atraer a
migrantes, a veces sorprende al funcionar como un imán... Pero nada más llegar era evidente que entre el viento de componente sur y el frescor, no solo las aves que estaban presentes no se
lucían, sino que eran más difíciles de ver por el movimiento de las hojas y
copas de los árboles. Un par de
papamoscas cerrojillos, dos currucas mirlonas, varias cabecinegras y zarceras,
una capirotada, dos mosquiteras y una carrasqueña demasiado fugaz, un macho de
colirrojo real, unos pocos mosquiteros musicales y bastantes papialbos, tres
tórtolas comunes y varios alcaudones comunes no arrojaban un mal resultado, pero todas, excepto las cabecinegras, una zarcera y unos papialbos esquivaban a la mayoría de compañeros…
Para
más inri, un nuevo cartel al inicio de la carretera que lleva al único punto de
observación en la parte oriental del Estrecho, nos prohibía el paso… Un problema insalvable dado el tamaño del
grupo y los 8 km que nos separaban del sitio.
Fuimos pues hacia Tarifa buscando otro posible oteadero, pero una equivocación
nos metió por una carretera militar poniendo de manifiesto las grandes
cualidades profesionales de Miguel Ángel al deshacer el kilómetro de carretera con
curvas marcha atrás... Por lo menos nos dió
tiempo para contemplar una buena cantidad de una flor de restringida
distribución, la Scilla peruviana. El fuerte viento y las nubes indicaban que no iba a haber paso, así que nos decantamos por visitar el extremo sur de Los Alcornocales,
con una visita, comido incluida, a Huerta Grande. Nada más empezar a andar hacia el excelente
centro de interpretación, empezamos a oír y ver una variedad de especies
forestales: herrerillo común, petirrojo europeo, herrerillo capuchino,
reyezuelo listado, agateador europeo, curruca capirotada, mosquitero ibérico,
dos picos picapinos en vuelo y un fondo casi constante de cantos nos decía que éste era un lugar más resguardado del viento. Después de tomar nuestro picnic en el bar decidimos ver más de este hábitat en las faldas de la
montaña. Una ruta cruzando varios de los
muy especiales "canutos" de la zona nos permitió ver varios buitres leonados,
aparentemente recién llegados, planear a baja altura por las laderas buscando
una salida hacia el oeste... y también un grupo de 5 cigüeñas blancas, que
entraron contraviento en nuestro valle para después buscar una salida por algún
puerto de montaña. Finalmente desistieron por el fuerte viento y el bajo
nivel de las nubes, marchándose de nuevo hacia la costa en busca de otra
ruta menos exigente. La flora aquí fue muy especial y aparte de disfrutar del bosque de alcornoques, también encontramos
unos tallos de la orquídea Serapias
parviflora, algún arbusto del ojaranzo Rhododendron
ponticum y un buen grupo del helecho Osmunda
regalis.
Terminamos el día con una visita a Tarifa. Desde hace unas
semanas una pareja de bulbul naranjero había sido localizado en las afueras de
la ciudad, y días antes de nuestra llegada relocalizada, esta vez con tres
pollos colicortos y otro adulto de compañía... Después de cruzar la ciudad antigua entera a pie disfrutando, eso sí, de
los cernícalos primillas y vencejos pálidos entre los comunes, llegamos ‘al
sitio’. Decidimos quedarnos muy cerca, con
vistas sobre otra zona más prometedora y probar suerte también allí… Afortunadamente para nosotros era el día Mercedes, y justo cuando ya regresábamos encontró a dos pollos juntitos en otro
árbol cercano desprovisto de hojas. Esa
suerte continuó cuando al final vinieron 3 adultos para cebarlos y se subieron
todos hasta la copa de uno de los árboles grandotes donde recogieron frutos para alimentarlos.
El último día, con una imprevista fiesta delante del hotel la noche anterior, la mayoría salimos hacia Madrid sensiblemente cansados. La desembocadura del Río Guadalhorce quedaba
de camino y aunque sólo pudimos disfrutar de este lugar unos 90 minutos, fue suficientemente productivo. Cantaban Cisticola buitrón,
cetia ruiseñor, ruiseñor común, verderón común y, tímidamente, algún carricero
común. Aunque algo lejos, un bando de
abejarucos estaba posado en un pequeño arbusto muerto, con un alcaudón común a
su derecha y a la vez, junto a él, una hembra de collalba rubia. Una tarabilla norteña desapareció tan rápido
como llegó, pero tres golondrinas dáuricas volaban al lado del puente de acceso
para el disfrute del grupo. La temperatura fresca y con poco viento invitaban a la caminta para llegar a una laguna
donde nos paramos para ver las últimas especies nuevas del viaje. Unos hermosos machos de malvasía
cabeciblanca, porrones europeos, una pareja de ánade friso, un macho de
pato colorado y algún zampullín chico nos tuvieron entretenidos hasta la hora
de volver. Los cielos se oscurecieron aún más y la
lluvia que se veía caer en la montaña amenazaba cada vez más con acercarse... y momentos antes
de la llegada al autocar de los primeros miembros del grupo comenzó a caer un chubasco
intenso.
Afortunadamente, los demás
también llegaron bastante rápido y sin más demora partíamos hacia Madrid. El viaje lo compartimos con otros muchos miles de turistas regresando a la urbe, y a pesar del atasco tan sólo legamos unos minutos después de la hora prevista.
Resumen de viaje por John L. Muddeman
Agradicimentos a todos y cada uno de los participantes de esta excursión, especialmente a Tomás, Javier y Paloma por ceder algunas de sus preciosas fotografías.
Andarríos chico / Common Sandpiper
Canastera / Collared Pratincole
Esfinge colibrí / Hummingbird Hawkmoth
Cigüeñuela común / Black-winged Stilt
Correlimos de Temminck / Temminck's Stit
Avocetas / Pied Avocets
Parte del grupo en Fuentedepiedra / Part of the group at Fuentedepiedra lagoon
Ibis eremita / Bald Ibis
Bulbules naranjeros / Common Bulbuls
Garcilla bueyera / Cattle Egrett