Nuestro primer viaje organizado a Gambia no pudo ser más fructífero en cuanto a número de especies detectadas. Es cierto que nos faltaron algunas aves relativamente comunes como el pigargo vocinglero o el ibis sabrado, sin embargo, como compensación tuvimos la suerte de ver otras inesperadas como la polluela pulcra o el eliminia azul. En cualquier caso, la cifra de 262 especies de aves diferentes registradas en siete días completos de "pajareo" no es para nada desdeñable.
Salimos desde Barcelona, donde nos esperaba Steve Moore (gran amigo y artífice de este viaje), la tarde del día 19 de octubre para llegar a Banjul en torno a las 22:00 h después de cinco horas de vuelo. En el aeropuerto nos esperaban ya Babba, nuestro conductor, y Lamin, sin cuyas habilidades, contactos y ganas de agradar, este viaje no hubiera sido posible. Cuando conocí a Lamin el pasado mes de enero me dí cuenta enseguida de que era la persona que necesitábamos para asegurarnos de que todo fuera rodado y no surgieran imprevistos en nuestra visita. Y así fue. Lamin se encargó fundamentalmente del contacto con los lodges y de asegurarnos de que no nos faltase agua durante toda la semana, algo fundamental en condiciones de alta humedad y calor, tan habituales en estas fechas en este país. Además, descubrimos que era un gran "chef" preparando unos fabulosos picnics, cuando procedía, e incluso organizando una increíble barbacoa en la playa donde tuvimos oportunidad de probar barracuda, entre otros manjares locales. Sus "gestiones" fueron determinantes para tomar el primer ferry y cruzar el río Gambia el día que nos trasladamos a Tendaba.
En cuanto a nuestro hotel, nos alojamos en el SunSwing Hotel de Kololi. Un establecimiento catalogado como cuatro estrellas (y que en España podría ser encasillado en una categoría de dos), limpio, junto al mar, y con unas instalaciones más que adecuadas para el tiempo que dispusimos de ellas. Básicamente llegábamos con tiempo para pegarnos una ducha antes de la cena, saliendo justo después de desayunar. Algunos sí sacaron tiempo para darse un baño en la piscina e incluso en el propio mar. Unos poquitos tuvimos que pegarnos con el aire acondicionado, sin el cual, casi resultaba imposible dormir.
La primera noche en Gambia tuvimos que lidiar con el cambio tan brusco de temperatura, y en parte con la psicosis de los mosquitos... que apenas padecimos, aunque sí sufrimos alguna picadura que otra las noches siguientes. Tras una rápida cena, preparada según lo acordado para que no perdiéramos mucho tiempo a base de sandwiches, arroz y postre, acompañada de zumos de baobab y papaya, nos despedimos hasta la mañana siguiente, momento en que empezaríamos nuestra aventura ornitológica, ya compañados por nuestro guía local Ousman Joku.
Antes del desayuno, con las primeras luces, ya estábamos casi todos listos y pertrechados de prismáticos y cámaras. Los primeros momentos de observación en un país diferente, en un continente diferente, son siempre especiales. En cierto modo no vimos nada fuera de lo común, pero para cuando nos sentamos a desayunar ya habíamos observado paloma de Guinea, garza cabecinegra, alimoche sombrío, cuervo pío, alcotán turumti, charrán bengalí, charrán real, tórtola senegalesa, amaranta senegalesa, tejedor común, vencejo palmero, estornino colilargo, golondrina senegalesa, tórtola ojirroja y gorrión gris, entre otras cuantas especies familiares para nosotros.
Ousman se unió al grupo durante el desayuno y nos explicó el plan para nuestro primer día. Siguiendo el programa visitaríamos antes de nada la playa de Tanji y la reserva de aves del mismo nombre, pero no contaba que tuviéramos que parar tantísimo en el trayecto, incluso ya antes de tomar la carretera general cercana a nuestro hotel. Las razones no eran otras que nuevas especies como nuestras primeras carracas blanquiazules o las primeras abubillas-arbóreas verdes.
Carraca blanquiazul / Blue-bellied Roller
Dejábamos atrás los primeros, de los muchos, turacos grises occidentales que veríamos en nuestro viaje, algún que otro cernícalo pizarroso y los primeros bulbules naranjeros y vencejos de baobab. Llegábamos a Tanji casi a media mañana, con tiempo de dar una vuelta por la playa para detectar nuestro primer gran objetivo del día, la gaviota cocinera. Docenas de pagazas piquirrojas, charranes reales y gaviotas cabecigrises escoltaban al par de cocineras que pudimos localizar entre la "muchedumbre". Surgieron también nuestras primeras avefrías espinosas, zarapitos trinadores, un solitario chorlito gris, la única cogujada común del viaje, y un par de águilas pescadoras con peces en las garras.
Gaviota cabecigrís / Grey-headed Gull
Antes de regresar al bus para trasladarnos al Foosteps Eco Lodge, tuvimos oportunidad de ver el funcionamiento en vivo y en directo del mercado de pescado, el más importante de toda Gambia. ¡Cuánto hubiéramos dado por haber sabido de qué hablaban entre ellos los pescadores!. En la misma arena se amontonaban cientos, miles, de rayas que suponemos luego serían subastadas. Mientras, en unos improvisados tenderetes se secaban otros tantos pescados. Ni que decir tiene que el olor aquí fue especialmente fuerte.
Después de refrescarnos y disfrutar con una colonia de tejedores comunes que anidaban en el árbol que daba sombra a nuestro microbús, pusimos rumbo a Footsteps donde realizaríamos nuestra primera comida en Gambia, no sin antes hacer parar el bus a Babba para ver un magnífico ejemplar adulto de águila crestilarga. En el lodge tuvimos tiempo de pasear entre sus bungalows deleitándonos con la presencia de un martín pigmeo africano y con el ir y venir de los capuchinos bronceados. Otras especies nuevas antes de comer fueron bubú coronigualdo, monarca colilargo ventrirrojo, batis carunculado ojipardo, azulito, carirrojo, los suimangas colilargo y variable, palomitas aliazul y saheliana y pito salpicado.
Pito salpicado / Fine-spotted Woodpecker
A la sombra de sus techos de bambú y cañas comenzamos nuestra comida buffet en el Footsteps. Refrescos, agua, y JulBrew (la cerveza gambiana por excelencia) no faltaron a la mesa. Después de un pequeño reposo donde pocos hicieron pausa, comenzamos nuestro periplo hacia nuestro siguiente destino, la reserva de aves de Kartong. De camino a la carretera principal, atravesando con nuestro bus un estrecho pasillo entre la crecida vegetación, Ousman adivinó un turaco violáceo entre la espesura. El cómo consiguió verlo entre la maraña verde, el traqueteo del bus y la distancia es algo que sólo él sabrá. A nosotros nos pareció incréible desde luego.
Turaco violaceo / Violet Turaco
Llegamos a Kartong con el sol aún alto, siendo recibidos por los primeros picabueyes piquigualdos (a la postre no veríamos muchos más), cucales senegaleses y martines pescadores píos.
Picabueyes piquigualdo / Yellow-billed Oxpecker
Kartong es un humedal privado gestionado en parte por un ciudadano inglés que lleva afincado en Gambia ya hace algunos años. Hay que pagar entrada para visitarlo. En este lugar se llevan a cabo estaciones temporales de anillamiento y estudios de seguimiento. Resulta un magnífico lugar para observar aves acuáticas y está junto a la costa. Donde nos acercamos en un agradable paseo para acabar así nuestro primer día completo en tierras africanas.
Entre las aves más destacas que vimos en la reserva cabría mencionar obispo anaranjado, ganga cuadricinta, martín pescador malaquita, golondrina colilarga, tejedor cabecinegro, cormorán africano, garcita verdosa, avemartillo, suirirí cariblanco, águila de Wahlberg, aguilucho caricalvo o alcaraván senegalés. Y en la costa añadimos dos especies nuevas más, el bisbita liso y el chorlitejo frentiblanco. Cayendo la noche nos dirigimos a nuestro hotel donde cenaríamos y haríamos repaso de lo observado: 128 especies vistas y 5 oídas.
Obispo anaranjado / Red Northern Bishop
Ganga cuadricinta / Four-banded Sandgrouse
Chorlitejo frentiblanco / White-fronted Plover
Para nuestro segundo día en Gambia teníamos planeado visitar los arrozales y los bosques de Pirang. En los primeros, donde esperábamos más movimiento, vimos francolín biespolonado, un par de distantes garcetas azabaches, obispo coronigualdo, obispo alinegro, estrilda culinegra, bastante alcaraván senegalés, y un par de estrildas codorniz en vuelo, sin apenas oportunidad de distiguir rasgo identificativo alguno, así que tuvimos que creer a Ousman. Aquí vimos también las dos especies de pelícanos en vuelo, el vulgar y el rosado, nuestras primeras garcetas grandes e intermedias, flamencos rosados, pagaza piconegra, carraca coroniparda y más martines píos y malaquitas.
Antes de comer, cuando el calor apretaba lo suyo, nos internamos en una zona de bosque semiabierta donde localizamos lorito senegalés, vinago africano, bulbul pardo, bulbul gorgiamarillo, pero ni rastro de bulbul colirrojizo, que era una de las especies objetivo en Pirang. Pudimos observar muy bien a nuestro primer azor-lagartijero oscuro posado a la sombra en un baobab enorme. También posado vimos busardo gavilán, y en el aire una nueva águila de Wahlberg.
Obispo alinegro / Black-winged Bishop
Carraca coroniparda / Rufous-crowned Roller
Finalmente comimos en la entrada de la reserva forestal de Pirang, una reserva natural gestionada directamente de forma comunal por los habitantes de las pequeñas aldeas de su interior. Se está tratando de convencer a los locales para que frenen la tala en uno de los mejores ejemplos de bosque subtropical de todo el país. Como contrapartida reciben el dinero obtenido por la venta de entradas para visitar la reserva.
Aquí Lamin repartió cuidadosamente unos platos de plástico perfectamente protegidos por un film transparente, que contenían arroz, tres pequeños bocadillos y un plátano. También tuvimos refrescos y agua a discreción para aliviar el calor que habíamos tenido en nuestro paseo.
Nada más terminar de devorar nuestras viandas, primer objetivo: autillo cariblanco norteño. Pudimos ver dos ejemplares encaramados en la copa de un árbol. Lógicamente Ousman sabía donde encontrarlos... como anécdota, comentar que estaban a menos de 100 metros de donde habíamos comido. En Pirang tan sólo un par de personas pudieron ver al gigantesco búho lechoso a través del telescopio, ya que se comportó muy esquivo cambiando de posadero en un par de ocasiones para no volver a localizarlo, así que la mayoría tuvimos que conformarnos con ver su silueta entre la foresta. En esta mancha de bosque también vimos a otra rapaz nocturna... y costó lo suyo localizarla. Se trataba del cárabo africano, del que tuvimos excelentes vistas a través de los telescopios después de ser colocados con mimo por Ousman y su asistente ese día. Todos coincidimos en que jamás hubiéramos detectado su presencia sin su ayuda.
Después de dos largos días, con temperaturas superando los 30ºC, decidimos regresar al hotel un poco antes para dar la oportunidad de descansar a los que el calor había hecho especial mella, además tendríamos que madrugar mucho al día siguiente. Otra parte del grupo, liderados por Ousman, nos trasladamos al cercano hotel Senegambia donde añadimos a nuestra lista cosifa coroniblanca, papamoscas drongo, suimanga espléndido, toco piquirrojo (ya visto pero no fotografiado en condiciones) y los estorninos orejiazul y colibronceado. Steve se unió al grupo poco después, y juntos regresamos a nuestro hotel en un paseo muy agradable por la playa con la puesta de sol como telón de fondo.
Suimanga espléndido / Splendid Sunbird
Cosifa coroniblanca / White-crowned Robin-chat
Toco piquirrojo / Red-billed Hornbill
Los dos días siguientes iban a ser los más intensos de todo el viaje. Esa misma mañana tendríamos que cruzar el río Gambia desde el puerto de Banjul a Barra, en la orilla norte. Y para aprovechar el día pajarerando por la orilla norte no debíamos perder el primer ferry. En realidad, el único que se sabe que va a operar con ciertas garantías. La noche anterior habíamos mandado a Babba, nuestro chófer, a hacer noche en el puerto, además eran las 5:45 y estábamos saliendo ya del hotel utilizando el bus particular del hotel Sheraton. Por supuesto Lamin lo había organizado todo a su manera. Cuando llegamos al puerto después de cruzar las calles desiertas de la capital, nos encontramos en medio de un absoluto caos, algo que en Gambia no es para nada inusual. En teoría nos habíamos asegurado el privilegio de montar nuestro bus en el primer ferry, pero los vehículos pesados pasaban y apenas quedaba ya hueco para el nuestro. Ya nos advirtió Steve la noche anterior que no era seguro coger ese primer ferry, y todo dependería de si nos encontrábamos con gente que estaban dispuestos a pagar más por dicho privilegio. Finalmente, conseguimos embarcar a pie en medio del caos una vez nos aseguramos de que el bus y el coche de Lamin ya estaban a bordo.
La travesía, que duró aproximadamente una hora, nos proporcionó observaciones de charrán real, bengalí, común, patinegro y... sorpresa, dos charranes sombríos. También vimos muy bien un par de págalos pomarinos.
La orilla norte estaba quizás más verde, también es verdad que los colores podían parecer más vivos después de la única lluvia que tuvimos en toda la semana, y que nos pilló en parte a bordo del ferry.
Nuevos paisajes... nuevas aves. La primera fue el zorzal-hormiguero septentrional, especie muy localizada en la orilla norte del río, aunque parece ser que cada vez se están registrando más aves en la zona sur del Gambia. Tras una breve parada para deleitarnos con un par de cernícalos pizarrosos posados en un árbol seco, y nuestros primeros alción estriado y barbudito sangrante, reanudamos la marcha para volver a detenernos y buscar mochuelo perlado. Ousman volvió a hacer fácil encontrarlo, así que allí teníamos a un precioso ejemplar que había venido a curiosear después de que nuestro guía consiguiera prestar su atención silbando e imitando su reclamo.
Cernícalo pizarroso / Grey Kestrel
Mochuelo perlado / Pearl-spotted Owlet
Alción estriado / Striped Kingfisher
Un par de paradas más de camino hacia los humedales de Jahur nos proporcionaron grandes momentos como el registro de nuestras primeras carracas abisinias, tan esperadas, o un pequeño bando mixto de suimangas donde pudimos identificar al variable y al pechiescarlata, nueva especie para el viaje. También pudimos ver tres especies de viudas, la menos espectacular senegalesa, la viuda chillona y la viuda colicinta, de la que pudimos tomar buenas fotos gracias a su cooperación. Tardó un par de minutos en irse, y en ese tiempo a más de uno le costó poder verla bien en su percha.
Entre las rapaces destacaríamos los números de azor-lagartijero oscuro posados a lo largo de los postes de luz, un único busardo langostero, y la observación de culebrera sudanesa y culebrera sombría, ésta última muy bien vista posada en un árbol a menos de 100 metros de la carretera.
Machos de suimanga variable (en vuelo) y pechiescarlata (posado) / Variable and Scarlet-chested Sunbirds
Pareja de suimangas pechiescarlatas / Male and female Scarlet-chested Sunbirds
Viuda colicinta / Pin-tailed Whydah
Carraca abisina / Abissinian Roller
Martín pescador pío / Pied Kingfisher
Azor-lagartijero oscuro / Dark Chanting Goshawk
Después de comer por fín llegábamos a Jahur (o Kahur). Aquí el objetivo era claro. Seguramente las orillas de este complejo lagunar sean el mejor lugar para ver en estas fechas al carismático pluvial egipcio. No tardamos mucho en encontrar los primeros, de un total de no menos de 8 aves. El revuelo estaba más que justificado, no en vano se trata (desde luego para mí) de una de las aves más bellas del planeta.
Pluvial egipcio / Egyptian Plover
Sin apenas tiempo para felicitarnos comenzaron a hacer acto de presencia algunas de las aves que hacen a Gambia tan especial. Primero una terrera orejiblanca, luego una estrilda codorniz (que tan mal vimos en Pirang), varias avefrías coroniblancas y cuando aún estábamos algunos tratando de retratar pluviales, estrildas y terreras se adivinó a lo lejos un buen barullo por la otra parte del grupo. Habían visto una grulla coronada, una de las aves más escasas de la región. El ave levantó el vuelo para "zambullirse" a los pocos segundos entre la alta vegetación acuática que cubría parte de la principal lámina de agua. Por supuesto todo aderezado con un buen número de especies, unas ya observadas y otras nuevas, aunque quizás menos "mediáticas".
Caía la tarde y aún teníamos que trasladarnos a Farafenni, donde tomaríamos un nuevo ferry, esta vez para cruzar a la orilla sur, donde se encontraba nuestro destino. Después de alguna que otra nueva aventura, finalmente alcanzamos el otro lado, ya casi de noche.
Llegamos a Tendaba Camp con la noche cerrada. Tendaba proporciona alojamiento básico, pero más que correcto teniendo en cuenta su ubicación (en medio de la nada), y la oportunidad de tomar una cena caliente (aunque ojo con sus sopas pues no tienen muy buena prensa entre los viajeros). Tras un par de cervezas y hacer la lista de aves del día nos fuimos a la cama para tener un merecido descanso. El día siguiente también sería emocionante... y muy largo.
A estas alturas parecía que llevásemos más días de los que realmente habíamos pasado en el país. Nuestro cuarto amanecer en Gambia iba a estar marcado por una excursión en canoa motorizada por los manglares de Tunku Bolombs, lindando con el Parque Nacional de Kiang West.
Poco después del desayuno, mientras esperábamos para embarcar, vimos muy bien un ejemplar de barbudo pechirrojo, una de las especies más atractivas de la región. Ya en el muelle, y dado que éramos un grupo numeroso, tuvimos que decidir quienes irían en cada canoa. En una iría Ousman con una parte del grupo, y en la otra Steve y yo con el resto. Comenzamos a cruzar el río viendo cormoranes africanos y una pagaza piquirroja. Nada más adentrarnos en los manglares primera novedad, un alcotán africano sobrevolando la segunda canoa. Desgraciadamente los que iban en la canoa de delante no tuvieron tiempo de verlo. Poco después la segunda novedad, un suimanga pardo montando guardia junto a su nido formado por telas de araña y ramitas. De repente, un movimiento sospechoso en la copa de un árbol se convirtió en unos segundos en la grata sorpresa de dos elminias azules, una de las especies más buscadas y esquivas en estas manchas de manglar.
Elminia azul / African Blue Flycatcher
Suimanga pardo / Brown Sunbird
En la primera parte del recorrido descubrimos varios alciones pechiazules, un indicador grande, un par de martines pescadores malaquitas, abejarucos europeos, y varios grupos de gansos espolonados. Zarapitos trinadores, alcaraván senegalés, avefría espinosa y numerosas garcetas dimorfas e intermedias nos salían continuamente al paso.
Gansos espolonados / Spur-winged Geese
Garceta dimorfa / Western Reef Heron
Alción pechiazul / Blue-breasted Kingfisher
Después de virar por un par de meandros cerrados y comenzar ya el regreso hacia el embarcadero encarábamos la segunda parte del recorrido. Comenzaron entonces a observarse algunas aningas africanas, y la primera canoa llegó incluso a ver brevemente a una garza goliat. Nuestros "capitanes de barco" sabían donde nos tenían que llevar a continuación. Se acercaron a la orilla, pararon el motor, y no tardaron ni cinco segundos en apuntar con el dedo para señalar una silueta difusa entre la maraña de mangles. Algunos tardamos un rato hasta que localizamos con los prismáticos a dos bien camuflados martinetes encapuchados. Una de las especialidades africanas que teníamos como objetivo del día.
Aninga africana / African Darter
Martinete encapuchado / White-backed Night Heron
Ya de regreso vimos muy bien pelícano rosado y cigüeña lanuda, y para terminar cuatro garcetas azabaches nos sobrevolaron en dirección contraria a nuestra marcha.
Pelícano rosado / Pink-backed Pelican
Cigüeña lanuda / Wooly-necked Stork
Tras un breve refrigerio en la cantina del Tendaba Camp subimos los bultos al bus y comenzamos nuestro regreso a la costa. La primera parada la realizamos en el Parque Nacional de Kiang West. A todos nos pareció increíble que el minibus pudiera transitar por esa pista destartalada e invadida por la vegetación. De hecho tuvimos que bajarnos tres veces para que Babba pudiera seguir avanzando con menos peso. No vimos los papiones que en enero se concentraban junto al camino, ya que la hierba estaba altísima y seguramente se habrían dispersado o subido a los árboles, sí localizamos en uno de nuestros paseos tres especies nuevas de aves, suimanga cobrizo, oruguero hombrorrojo y tejedor-gorrión coronicastaño.
Suimanga cobrizo / Copper Sunbird
Una vez fuera de la espesura de Kiang West retomamos la carretera hacia el Este parando en un pequeño abrevadero de ganado donde había una tremenda variedad de aves. Nos llamaron la atención sobre todo los abejarucos golondrina, que se zambullían una y otra vez en el agua cual martines pescadores, entendemos que para refrescarse. Allí apareció también nuestra primera tortolita rabilarga y tras una espera de varios minutos, el pájaro por el cuál habíamos decidido parar allí. Un precioso macho de escribano canelo. No volvimos a ver ninguno más el resto del viaje.
Escribano canelo / Cinnamon-breasted Rock Bunting
Kilómetros más adelante, otra parada inesperada nos iba a proporcionar uno de los momentos más emocionantes del viaje. Ousman había localizado en el aire un par de águilas-azores africanas por lo que decidimos bajar del bus y entretenernos un rato con sus acrobacias. A lo lejos una culebrera sudanesa cicleaba y un azor-lagartijero oscuro pasó rápidamente a baja altura. Arriba, dos especies de buitres, el dorsiblanco y el moteado o de Rüepell. De repende, la silueta de una extraña rapaz comenzó a acercarse poco a poco, dejándose llevar mientras perdía altura. La forma de las alas y la casi ausencia de cola pronto la delataron. ¡Era un águila volatinera! Uno de los grandes objetivos de nuestra expedición. Se trataba de un ave joven que nos sobrevoló dirección Norte, quizás prospectando su territorio de caza.
Joven de águila volatinera / Juvenile Bateleur
A todos nos hubiera gustado ver algún individuo adulto, pero tuvimos que conformarnos con el ave de la foto, que tampoco estuvo mal. Mas adelante, y a los pocos minutos, íbamos a localizar a tres cálaos terrestres. Se trataba de un grupo compuesto por dos hembras y un macho. Una especie que tampoco abunda precisamente por estos lares.
Cálao terrestre / Abyssinian Ground Hornbill
Nuestro almuerzo iba a ser en Kampanti, el lugar por excelencia para aver águilas volatineras. Sin embargo ese día no hubo suerte. Mientras esperábamos y devorábamos los bocadillos hechos por Lamin, a la sombra de un árbol junto a la carretera, vimos pasar varias águilas de Wahlberg, algún buitre palmero y un par de aguiluchos caricalvos, también un cernícalo pizarroso y varios de los omnipresentes alimoches sombríos, pero ni rastro de las volatineras.
Parte de la tarde la dedicaríamos a patear una zona donde es habitual ver hasta dos especies de sisones. Tampoco aparecieron, pero sí se dejaron ver varias alondras aplaudidoras y avefrías coletudas, seguidas por un tropel de tocos piquinegros que supuestamente se dirigían a algún dormidero comunal no muy lejos de allí, pues ya caía la tarde.
Toco piquinegro hembra / Female African Grey Hornbill
Antes de llegar a nuestro hotel nos detuvimos misteriosamente cerca del pueblo de Pirang. Uno de los contactos de Ousman, y que ya había estado con nosotros el segundo día, había localizado a un búho ceniciento en su dormidero. La parada estaba más que justificada. Fue llegar y besar el Santo. Nos llevó apenas 15-20 minutos acceder al lugar desde donde se podía divisar esta potente rapaz nocturna, montar los telescopios para verlo, y regresar al bus.
Llegamos a nuestro hotel cansados después de los dos intensos días vividos. Tras la cena y el correspodiente listado de aves, recordamos el plan para nuestro último día con Ousman.
Toco blanquinegro / Pied Hornbill
Habíamos decidido regresar por la mañana a Pirang para hacer un último intento con algunas especies que se nos quedaron en el tintero como malcoha africano, bulbul colirrojizo, prinia oropéndola o hilia verde. Pudimos oir todos ellos pero tan sólo vimos al hilia. El malcoha y la prinia los veríamos en los días siguientes.
No me equivocaría si afirmo que todos recordaremos ese día por la observación de al menos dos polluelas pulcras. Un ave muy tímida, como el resto de las polluelas, pero que habita en zonas boscosas y húmedas en lugar de marjales. Nos costó mucho poder verlas pero gracias a la pericia de Ousman todo el mundo consiguió decentes observaciones de una de las aves más escasas y difíciles de observar de Gambia.
Antes de abandonar Pirang visitamos su escuela de primaria donde dejamos todo el material escolar que habíamos llevado con nosotros desde España. Tuvimos la oportunidad de ver algún aula y hablar con la directora del centro y uno de sus profesores, quienes nos explicaron las dificultades y los pocos medios de los que disponían para realizar la escolarización de sus casi 800 alumnos. Fue uno de los ejemplos más impactantes de por qué no deberíamos quejarnos de nuestra suerte y de las vidas que llevamos.
La comida ese día la realizamos en el Marakissa Lodge. Un buffet a base de carne de pollo y cordero, arroz, patatas, verduras y fruta. Aquí vimos una pareja de suimangas colilargos criando y un par de alciones gigantes que más tarde observaríamos mucho mejor. También polluela negra, jacana africana, alcaraván senegalés y todo un elenco de pequeños pajarillos ya observados anteriormente. No debería olvidar mencionar que aquí también vimos al único cocodrilo del viaje.
Suimanga colilargo / Beautiful Sunbird
Alción Gigante / Giant Kingfisher
Decidimos regresar a nuestro hotel antes de lo habitual para dejar algo de tiempo libre y sobre todo, para reponer fuerzas de cara a los dos últimos días de viaje. Al llegar a nuestro alojamiento nos despedimos afectuosamente de Ousman deseando encontrarle de nuevo el próximo año.
Alimoches sombríos / Hooded Vultures
A la mañana siguiente nos trasladamos al bosque de Brufut donde nos esperaban Abba, nuestro nuevo guía local, y Manju, gran amigo y hermano de Lamin, también ávido pajarero y con un ojo increíble.
No iba a ser tarea fácil para el pequeño Abba mostrarnos aves nuevas después de cinco días completos con Ousman, por lo que le pedimos que nos mostrara todo lo que fuera viendo y que hiciera especial hincapié en aquello que pudiera considerarse poco habitual. Así, comenzamos la mañana viendo varios alimoches sombríos posados, vinagos africanos, tórtolas engañosas y las más comunes tórtolas vinosas. Abba no tardó mucho en mostrarnos los primeros "bimbos" para la mayoría, primero un grupo de prinias oropéndolas, seguido de una fantástica observación de indicador menor. Acto seguido un fugaz vistazo de pito nevado, gallinita roquera y un zorzal africano en medio de un camino y hasta un cuclillo Didric cantando en su posadero. Otras especies observadas esa mañana en Brufut fueron camaroptera baladora, cistícolas silbador y cantor, abejaruco chico, tejedor vitelino, estornino de Swainson, canario frentiamarillo y barbudito frentigualdo.
Vinagos africanos y tórtola vinosa / African Green Pigeons and Vinaceous Dove
Prinia oropéndola / Oriol Warbler
Tejedor vitelino / Vitelline Masked Weaver
Abejaruco chico / Little Bee-eater
Barbudito frentigualdo / Yellow-fronted Tinkerbird
Después de visitar la cooperativa de mujeres agricultoras de Brufut, patrocinada por el Fondo de Desarrollo y Cooperación de Taiwan nos dirigimos a una playa cercana a Tanji donde nos esperaba Lamin con la comida. Cuando llegamos al lugar, un pequeño y desvencijado asentamiento de pescadores, con la gente más extraña que nos habíamos encontrado hasta ese momento en nuestro viaje, reconozco que dudé de Lamin y me preguntaba por qué nos había llevado hasta allí. Tuvimos pronto respuesta cuando vimos una carpa en la playa, alejada de las casas, con mesas y sillas de plástico, y una humareda que procedía de una barbacoa. Detrás de la misma, el corpachón de nuestro anfitrión. Para muchos la mejor comida que hicimos en Gambia... hasta el día siguiente.
Lamin junto la comida que había preparado ese día
La comida, "amenizada" por un grupo de chavales de Ghana que tocaban sus tambores y lanzaban cánticos, unos más populares que otros, acabó como no podía ser de otra forma con la correspondiente pasada de gorra. Finalmente abandonamos el lugar siendo asediados por un par de ellos que reclamaban más dalasis por sus servicios, cuando ciertamente nadie les había contratado. Fue quizás el momento más desagradable de nuestra estancia en Gambia, aunque pronto se solventó gracias a la intervención de Steve.
La siguiente parada iba a ser Tujerang. En mi visita de enero fue uno de los lugares que más me impresionó por su variedad de aves. Ahora, en octubre, el paisaje estaba muy cambiado ya que la alta hierba ocultaba muchos pequeños arbustos donde vimos varias especies interesantes. Aún así conseguimos registrar una buena parte de nuestros objetivos como tejedor-gorrión coronicastaño, hiliota ventrigualda, carbonero aliblanco o chagra del Senegal. También observamos varias rapaces como un joven de águila crestilarga, azor-lagartijero, aguilucho caricalvo y buitre palmero. Junto al autobús al menos dos oropéndolas africanas y varios migrantes familiares como zarcero común, curruca mosquitera y mosquitero común. También obtuvimos por fin decentes observaciones de una de las aves más comunes, el bufalero piquiblanco, presente en cada rincón del país siempre merodeando sus gigantescos nidos comunales.
Tejedor-gorrión coronicastaño / Chesnut-crowned Sparrow Weaver
Carbonero aliblanco / White-shouldered Black Tit
Con la caída de la tarde y la casi ausencia de luz regresamos a nuestro hotel en Kololi. Nos preparábamos ya para afrontar la dura realidad del regreso a España al día siguiente, no sin antes disfrutar de nuestras últimas horas en Gambia... por supuesto, viendo pájaros.
Batis carunculado ojipardo / Common Wattle-Eye
Tras una tranquila (y nublada) mañana en los arrozales de Lamin (que no tenía nada que ver con "nuestro" Lamin) donde apenas vimos especies poco habituales o nuevas, con la excepción de una pareja de cosifas coroniníveas, nos adentramos en el Parque Nacional de Abuko. En mente cuatro nuevas especies, alguna realmente complicada como el malcoha.
Comenzamos nuestra ruta a pie por los senderos de este bosque registrando batis carunculado, un buitre palmero posado en la copa de un árbol, crombec verde y varios apalis pechigualdos, bastante comunes aquí. Pronto dimos con el primer objetivo cuando apareció una pareja de monarcas colilargos africanos y que pudimos observar durante bastante tiempo no sin la dificultad de adivinar sus movimientos entre la foresta.
Después de un largo rato sin registrar especie alguna, de repente un macho de estrilda piquigorda cabecinegra se nos plantó en medio de la senda. No podía haber elegido mejor sitio nuestro segundo objetivo del día, ya que era el único lugar donde todos podríamos contemplarlo con tranquilidad... y fotografiarlo.
Buitre palmero / Palm-nut Vulture
Estrilda piquigorda cabecinegra / Western Bluebill
Llevábamos ya el 50% de las especies que queríamos observar en Abuko. Pronto apareció el tercero, visto con trampa, eso sí, cuando Abba tiró de reclamo para sacarlo de su escondrijo. Es cierto que no lo empleó hasta que lo hubo localizado por su reclamo. En cualquier caso teníamos delante una especie muy complicada de observar y que nos había fallado en Pirang con Ousman. Ya sólo nos faltaba una. El turaco de Guinea.
La senda de Abuko finalizaba en una especie de kiosco donde servían bebidas frías, que no desaprovechamos, junto a un tenderete de souvenirs... y que muchos tampoco dejaron pasar por alto. A nuestro alrededor jaulones con algunas especies de animales africanos como hienas, babuínos y otras especies de monos. No lejos de allí localizamos un grupo familiar de cercopiteco verde y poco más adelante, algunos miembros de la expedición vieron dos colobos rojos. Junto un ejemplar de mono patas el día que regresábamos de Tendaba, éstas fueron las tres únicas especies de primates que vimos en estado salvaje.
Junto al kiosco de bebidas un grupo de amarantas senegalesas se alimentaba en el suelo a apenas unos metros de nosotros, lo que aprovechamos para sacar algunas instantáneas, mientras otros conseguían retratar al esquivo pito nevado.
Malcoha africano / Yellowbill
Amarantas senegalesas / Red-billed Firefinches
Cuando ya habíamos iniciado el camino de regreso, Abba levantó la cabeza y señaló excitado la copa de una gigantesca higuera. ¡Green Turaco! exclamó... bueno, no hacía falta saber mucho inglés para darse cuenta de que teníamos a nuestro alcance el cuarto objetivo, el turaco de Guínea. Complicada tanto su observación como su fotografía pero todos pudimos disfrutar unos minutos con las evoluciones de dos aves justo encima de nuestras cabezas. Al rato desplegaron sus alas mostrando un llamativo color rojo-sangre y desaparecieron entre la jungla. De vuelta al bus añadimos a nuestra lista cuclillo de Klaas, para poner un fantástico punto y final a nuestra visita a Abuko.
Nuestra última comida en Gambia también tenía sorpresa. Steve y yo lógicamente sabíamos donde íbamos, pero no el resto de participantes. Lamin nos había invitado a comer a su casa en Serrekunda. Al llegar a su particular poblado (las familias tienden a agruparse en barracones con un patio central al estilo de un minicampamento... bueno, las que pueden permitírselo), nos dimos cuenta rápidamente de que alguien había estado cocinando durante todo el día. Efectivamente, su mujer, mejor cocinera aún que Lamin, nos obsequió con una auténtica comida gambiana con diferentes tipos de arroz y verduras cocidas, carne de pollo y cordero y una incréible selección de frutas de todo tipo. Ni que decir tiene que todo estaba delicioso.
Después de comer, sin apenas tiempo para la sobremesa, Lamin nos llevó a conocer el mercado local. Aunque su visita estaba programada, a Steve no terminaba de convencerle la idea de meter a 15 europeos en el caos que supone el mercado de Serrekunda. Fue desde luego toda una experiencia y algo completamente diferente a lo que habíamos hecho hasta ese momento. Hubo quien aprovechó para hacer las últimas compras, y después de nuestra breve incursión local, pusimos rumbo a nuestro último destino pajarero del viaje.
Lamin haciendo de improvisado guía turístico
Cucal senegalés / Senegal Coucal
En algo menos de media hora llegamos al "Casino track" donde dimos un corto paseo observando aves ya familiares para nosotros como el cucal senegalés, el toco piquirrojo o el estornino colilargo. En el cercano puente de Kotu disfrutamos con el vuelo de los buitres palmeros y un joven de halcón borní puso el punto y final a nuestra expedición ornitológica a Gambia. Aún quedaba trasladarnos a nuestro hotel, cenar y poner rumbo al aeropuerto donde nos despedimos de Lamin, que no quiso perderse el adiós a sus nuevos amigos.
Son muchos los momentos omitidos en esta crónica, pero creo que recoge en esencia lo vivido a lo largo de siete maravillosos días completos en tierras africanas, donde no sólo vimos muchas aves, sino que conocimos una cultura diferente y una forma distinta de afrontar la vida. Cada vez que un gambiano ve a un español no se resiste a espetarle el típico: "amigo, en Gambia no pasa nada", pero lo cierto es que Gambia bulle de vida y siempre hay algo por descubrir. Nosotros decidimos orientar nuestra visita para conocer sus aves y su naturaleza, pero también disfrutamos y aprendimos mucho de este país conversando con Lamin, Babba, Ousman, Abba y Manju... gracias a todos ellos por hacer de nuestro viaje una experiencia imborrable.
Texto y fotos: Santi Villa / SBNT
Steve, Ousman y Santi