Con una fina niebla en El Rocío comenzamos nuestra ruta hacia el Centro de Visitantes Jose Antonio Valverde a eso de las 06:15 am. Tras algo más de una hora y cuarto y tras recorrer los campos de cultivo y el Caño de Guadiamar con muy baja visibilidad por la niebla, llegamos por fin al Centro. La algarabía de buscarlas unicolores y carriceros tordales fue en aumento hasta que con los primeros rayos del sol la niebla comenzó a desaparecer dando forma a las siluetas que hasta entonces habíamos adivinado. Moritos, cigüeñuelas, avocetas, espátulas, fumareles cariblancos, garcillas cangrejeras, martinetes y hasta un críalo... toda una legión de seres alados culminados con la observación de hasta cinco avetorillos juntos posado en los tarajes. Entre los patos destacaba la presencia de un nutrido grupo de patos colorados, los machos mostrando sus bellos picos rojos a las más apagadas hembras. Siguiendo la pista hacia la Escupidera sorprendimos varias terreras comunes y las primeras terreras marismeñas de la excursión. Una pareja de cercetas carretonas puso la emoción en el grupo. También un grupo de unas 10 gangas ibéricas nos pasó a una distancia razonable como para poder distinguir incluso machos de hembras. Era tiempo de desayunar los picnics que nos había preparado el hotel, y acto seguido un reconfortante café caliente en el centro de visitantes, donde la colonia de ardeidas nos estuvo deleitando durante unos interesantes minutos. Garzas imperiales, garcillas bueyeras, garcetas comunes... eras las más abundantes, sin olvidarnos por supuesto de los centenares de moritos que crían este año en las eneas.
Entre las rapaces observadas destacó la presencia de varios cernícalos primillas y alguna que otra culebrera europea, también fueron comunes los aguiluchos cenizos. Otros bellos visitantes de la marisma son las canasteras y las pagazas piconegras, si hay algún sonido típico de este rincón del mundo ese es el de las llamadas de estas dos especies entremezclándose con el de los flamencos de fondo. Iba siendo hora de iniciar el regreso ya que aún nos tocaba parar en varios sitios, el primero en la Dehesa de Abajo, donde no conseguimos ver malvasía, aunque sí varios zampullines cuellinegros y varias docenas de milanos negros. Antes de regresar al hotel paramos en una zona de tarajes donde vimos al menos un zarcero pálido y un ruiseñor bastardo... varias canasteras pasaron cerca del vehículo para poner fin a un magnífico día de pájaros.
Entre las rapaces observadas destacó la presencia de varios cernícalos primillas y alguna que otra culebrera europea, también fueron comunes los aguiluchos cenizos. Otros bellos visitantes de la marisma son las canasteras y las pagazas piconegras, si hay algún sonido típico de este rincón del mundo ese es el de las llamadas de estas dos especies entremezclándose con el de los flamencos de fondo. Iba siendo hora de iniciar el regreso ya que aún nos tocaba parar en varios sitios, el primero en la Dehesa de Abajo, donde no conseguimos ver malvasía, aunque sí varios zampullines cuellinegros y varias docenas de milanos negros. Antes de regresar al hotel paramos en una zona de tarajes donde vimos al menos un zarcero pálido y un ruiseñor bastardo... varias canasteras pasaron cerca del vehículo para poner fin a un magnífico día de pájaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario